Un viejo almacén de la ciudad de Salto, en una vieja casona del siglo XIX luce amenazada por la crecida del río Uruguay durante las terribles inundaciones de 1959. Al respecto, el historiador Benjamín Nahum señala: "En abril de 1959, gravísimas inundaciones afectaron al territorio nacional. Los departamentos del litoral y centro del país fueron los más castigados por el desborde de ríos y arroyos. Enormes pérdidas materiales, miles de personas que debieron ser evacuadas (se calcularon 41.000 en todo el país) provocaron serios problemas al Gobierno recién instalado. El 15 de abril se adoptaron Medidas Prontas de Seguridad con el objeto de buscar soluciones a la catástrofe y asegurar alimentación, vivienda, asistencia médica, transporte, etc., en forma más rápida y efectiva. Las mismas (las "medidas buenas", como se las llamó se aplicaron mientras subsistieron las graves secuelas del desastre (se levantaron el 23/6/1959), no implicando -se decía en su artículo 2°- "ninguna supresión garantías que no fuera absolutamente indispensable". Se constituyó una Comisión Pro-Damnificados y como forma de obtener recursos para recuperar los daños provocados por las inundaciones se lanzó el Empréstito Patriótico (2/4/1959) y se aprobó una Ley de Reparaciones Urgentes (23/7/1959). Desabastecimiento y restricciones de energía eléctrica fueron algunos de los efectos negativos que la población uruguaya debió afrontar a consecuencia de las graves inundaciones. Las circunstancias impusieron la popularización del horario continuo para oficinas y comercios. Si bien un decreto-ley del año 1942 lo había autorizado, su aplicación efectiva había sido restringida".